Desde beber sangre, pasando por
disfrazarse como tiernos animales, hasta usar pañales, todo es posible en el
mundo del fetichismo. Conoce los más extraños.
En la actualidad no resulta raro o
extraño conocer las distintas maneras que tiene el hombre de satisfacer su deseo sexual más allá de la relación íntima
tradicional. El estímulo sexual suele motivarse volcando los cinco sentidos
hacia las partes del cuerpo, aunque a veces éstas son sustituidas por prendas u
objetos, llegando a ser la única manera de obtener satisfacción.
1. Agalmatofilia: Maniquí de mi
amor.
¿Cuántos hemos soñado con hacer
realidad esa historia que se desarrolla en la ochentosa película “Mannequin”,
aquella que un hombre se enamoraba de un maniquí que luego cobraba vida? Esta
filia se manifiesta en las personas que sienten una atracción sexual y
sentimental hacia muñecas o estatuas.
2. Ursusagalamatofilia: Lindo
peluchito
Una filia que consiste en vestirse
como animalito de peluche. Según el doctor Ian Kerner, un terapista sexual de
Nueva York –consultado por la CBS–, “existe una gran escena furry –como se le
llama en EE.UU.– y parece estar basada en personas que les gusta
antropomorfizar animales y atribuirles cualidades humanas, generalmente
cualidades bonitas”. En Japón hasta existe un tipo de animé basado únicamente
en esta filia.
3. Parcialismo: Tacones del pedal
del acelerador
El parcialismo es la atracción
sexual por determinada parte del cuerpo no genital, y a veces, en determinadas
situaciones. Por ejemplo, existen personas que se excitan al ver un pie con
zapatos de tacones pisando el pedal del acelerador del auto.
4. Salirofilia: Me gusta sucio
Bañarse y perfumarse antes de tener
relaciones sexuales puede ser rutina para unos, mientras que para otros la
higiene o la sensualidad de un baby doll no tiene nada de erótico, sino al
contrario: les gusta la idea de ensuciarse durante el sexo o ensuciar a su
pareja. Esto va desde despeinar al acompañante hasta correrle el maquillaje y
romperle la ropa. La desaliñada general se hace con el preciso fin de
excitarse, y puede ser tan emocionante que el resultado final sea lo de menos.
El doctor Kerner dice que normalmente el paquete incluye fantasías de
dominación y sumisión. Ojo: no hay que confundirdo con la coprofilia, que es
completamente distinta.
5. Infantilismo parafílico: En
pañales
Se trata de la personas que tiene
como fetiche los pañales y actuar como bebés. Este comportamiento es más común
en hombres que en mujeres. ¿Por qué pañales? De acuerdo con el doctor Kerner,
“son un tótem que representa la infancia y la libertad”.
6. Hibristofilia: Amor criminal
Las mujeres con hibristofilia se
sienten atraídas por criminales de toda calaña, incluso por aquellos encerrados
por crímenes horribles. El doctor Kerner explica que este fenómeno ocurre
“usualmente si el criminal es atractivo, ha tenido presencia en los medios y ha
ganado cierta notoriedad”. En casos leves, a la mujer le gustan los “chicos
malos”, no necesariamente delincuentes.
7. Hematofilia o hematolagnia:
Vampiros
Esta filia no está alejada de la
vida real, incluso ha aumentado su popularidad gracias a la saga de Twilight y
las series de TV derivadas de esa película. Consiste en involucrar, usar o
incluso tomar sangre durante las relaciones sexuales, o tener pensamientos
eróticos sobre la sangre. El doctor Kerner comenta que, en efecto, han
aumentado los casos que incluyen fantasías vampíricas “pero no el tomar
sangre”.
8. Mecanofilia: Inspector Gadget
A juzgar por los anuncios en
televisión, un auto puede ser sexy. Pero para las personas con mecanofilia,
autos, inventos y distintos gadgets son el centro de una experiencia sexual.
“Generalmente existe un elemento exhibicionista para quien se siente estimulado
por una máquina, así como el elemento de sumisión/dominación”, según el doctor
Kerner.
9. Claustrofilia: Amor entre cuatro
paredes
Así como existe la claustrofobia
–pánico a los espacios cerrados–, también existe su antítesis: la excitación
que se logra en espacios extremadamente pequeños. Otra fijación que es más
común de lo que cree. Los baños están entre los espacios favoritos de los
clautrofílicos.
10. Odaxelagnia: Mordeme que me
gusta
¿Te gusta morder a tu pareja? ¿Te
excita ser mordido? Si contestaste sí a una de las preguntas, es posible que
pertenezcas a este club. Se aclara: no es como la hematofilia, ya que en los
casos de odaxelagnia no hay la necesidad de chupar la sangre.
11. Dacryfilia o dacrilagnia: Si
querés llorar, llorá.
Hace poco se reveló en un estudio
que las lágrimas inhiben el deseo sexual, no obstante se sabe de numerosas
personas que hacen llorar a su pareja para poder excitarse. La intensidad
emocional que viene después de hacer llorar a su “víctima” se llama dacryfilia
o dacrilagnia. En tanto el juego sea consensuado, probablemente no haya
necesidad de preocuparse. Aún así, advierte Kerner, “todos los fetiches y
compulsiones sexuales tienen el potencial de volverse patológicas”.
12. Autoandrofilia: Ser el hombre.
Consiste en que la mujer se excita
al vestirse como hombre o fantasear que es un hombre durante los preliminares y
el acto sexual. Obviamente, hablamos de una cosntante. Puede darse en mujeres
heterosexuales y homosexuales.
13. Acrotomofilia: De amputaciones
y aparatos ortopédicos
Una de las fijaciones más
excéntricas es la atracción sexual que siente una persona por alguien a quien
le falta alguna extremidad o es discapacitado y usa muletas o silla de ruedas.
Devotee y wannabe son los neologismos con que se les ha bautizado. Los primeros
oscilan entre la admiración y el deseo sexual, mientras que el segundo grupo
lisa y llanamente envidia las lesiones ajenas.
14. Somnofilia: La bella durmiente
No sólo es un cuento que monopolizó
Walt Disney, hay muchas personas a las que les gusta ver o tocar a sus parejas
cuando están dormidas. El doctor Kerner lo llama “el fetiche de la bella
durmiente” y precisa que “suele tratarse de poder y sumisión para los dos
lados, teniendo a alguien bajo tu control y/o ser sometido totalmente”.
15. Máscaras: ¡Vendame los ojos!
Si sos de los que de vez en cuando
se ponen una máscara para tener relaciones, no necesariamente signifique que
tengas un fetiche. Los expertos coinciden en que sí lo es cuando la máscara se
convierte en la única fuerza controladora detrás de la sexualidad de una
persona. O sea que si no te ponés la máscara, la cosa no funciona.
Fuente: CBS
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